Trabajos en altura: cómo elegir la formación adecuada
Subirse a un tejado, instalar una línea de vida, o realizar tareas de mantenimiento en una plataforma elevadora no es algo que se deba hacer sin preparación. Los trabajos en altura implican riesgos concretos que, si no se gestionan correctamente, pueden derivar en accidentes graves. Y sin embargo, muchas veces se subestima la formación específica necesaria, o se asume que con un arnés ya está todo resuelto.
¿Qué formación es obligatoria? ¿Qué normativa aplica? ¿Cómo saber si un curso es realmente adecuado?
En este artículo vamos a responder a estas preguntas con claridad y con base técnica. Te explicaremos qué se considera trabajo en altura, qué tipos existen, qué dice la ley, y qué requisitos debe cumplir la formación para ser válida.
Vamos paso a paso.
Tabla de contenidos
¿Qué se consideran trabajos en altura?
La definición oficial es totalmente clara: un trabajo en altura es cualquier actividad que se realiza a más de 2 metros respecto al nivel del suelo. En otras palabras, si puedes caerte y la caída supera esos 2 metros, ya estás en el escenario de la normativa y de la prevención obligatoria para trabajos en altura.
Pero no solo importa la altura. También influye el entorno. Hay caídas desde 1,5 metros que pueden ser muy peligrosas si el suelo es irregular, hay maquinaria debajo, o elementos que agraven el impacto. Por eso, la evaluación de riesgos es la que tiene la última palabra. No es una cuestión de centímetros exactos, sino de consecuencias reales.
No todos los trabajos en altura son iguales
Cuando hablamos de trabajos en altura, la mente suele irse directo al sector de la construcción. Pero no te fíes de los tópicos. Este tipo de tareas también aparecen en:
- Mantenimiento industrial y de infraestructuras.
- Montaje y revisión de antenas, torres o líneas eléctricas.
- Trabajos forestales como poda o tala de árboles.
- Instalaciones en cubiertas, tejados o fachadas.
- Uso de plataformas elevadoras o sistemas de acceso por cuerdas.
- Labores de limpieza o restauración en altura.
- Actividades en profundidad (pozos, zanjas…), que también cuentan como trabajo en altura porque el riesgo de caída sigue presente.
En todos estos casos, da igual si estás en una escalera, en un andamio, o colgado de un arnés: la caída es el riesgo más habitual, y todo el enfoque preventivo gira alrededor de evitarla o, si no queda más remedio, minimizar sus consecuencias.
¿Por qué importa tanto definirlo bien?
Porque de esa definición dependen muchas cosas: el tipo de formación obligatoria, los equipos de protección, las medidas colectivas, la documentación legal que hay que tener al día y, en definitiva, la responsabilidad de la empresa y del trabajador.
Así que no, no es solo una cuestión técnica o burocrática. Es saber cuándo hace falta tomar medidas serias. Y si trabajas por encima del suelo, aunque sea puntualmente, es probable que necesites formación en trabajos en altura. Ya lo iremos viendo.
Tipos de trabajos en altura
Cuando hablamos de trabajos en altura, no todo se reduce a la típica imagen del obrero en un andamio con casco y arnés. La realidad es bastante más diversa. Para entender bien los riesgos, y elegir la formación adecuada, conviene conocer los diferentes tipos de trabajos en altura según el medio donde se realizan.
Aquí va un repaso claro y directo a los seis grandes grupos:
1. Trabajos en andamios
El clásico del sector construcción. Se realizan en estructuras tubulares, muchas veces sobre fachadas. Los riesgos aparecen si el montaje no es correcto, si falta alguna protección colectiva, o si hay despistes en zonas expuestas.
Formación, barandillas, arnés y sentido común: todos imprescindibles.
2. Trabajos en cubiertas o tejados
Suelen estar a gran altura y no están pensados para caminar sobre ellos. Tejas frágiles, inclinaciones o superficies resbaladizas los convierten en zonas de alto riesgo.
Aquí el punto de anclaje fijo y el arnés anticaídas no son opcionales.
3. Trabajos en escaleras de mano
Sí, incluso algo tan cotidiano como una escalera puede estar dentro de esta categoría. Cuando se trabaja a más de 2 metros y no hay una protección adicional, el riesgo de caída existe.
Por eso, su uso debe limitarse a tareas puntuales y con bajo nivel de riesgo. Y con los pies bien plantados, por favor.
4. Trabajos con plataformas elevadoras (PEMP)
Son más seguras, sí, pero no infalibles. Las plataformas elevadoras móviles permiten moverse en altura con cierta comodidad. Aun así, hay que conocer bien los sistemas de seguridad que incorpora: barandillas, puntos de anclaje, dispositivos de control…
Formación específica obligatoria, no vale con “ya he subido una vez”.
5. Trabajos con cuerdas de acceso y posicionamiento (trabajos verticales)
Aquí ya estamos en terreno pro. El trabajador se mantiene suspendido mediante cuerdas, arneses y dispositivos técnicos. Es imprescindible una formación práctica rigurosa y actualizada, porque se trabaja en suspensión y cualquier fallo puede ser crítico.
Es común en mantenimiento de fachadas, torres, silos o estructuras industriales.
6. Trabajos en profundidad
Parece lo contrario a “altura”, pero el riesgo es el mismo: una caída de más de 2 metros, solo que esta vez hacia abajo.
Hablamos de pozos, zanjas, o excavaciones, entre otros. Aquí también hay que extremar precauciones, sobre todo en entornos inestables.
¿Y qué tienen en común todos estos trabajos?
Exacto, la posibilidad real de una caída a distinto nivel. Y ahí es donde entra en juego la prevención, la normativa y, por supuesto, la formación adecuada. Que es justo lo que veremos en el siguiente apartado.
Normativa de trabajos en altura: lo que dice la ley y lo que tienes que cumplir
La normativa que regula los trabajos en altura no es precisamente escasa. De hecho, es uno de los ámbitos de la prevención de riesgos laborales más regulados, y con razón. Los trabajos en altura presentan un riesgo elevado de caída a distinto nivel, lo que los convierte en una de las principales causas de accidentes laborales graves y mortales en España. Por eso, es importante conocer qué dice la legislación, qué obligaciones impone y cómo cumplirla sin rodeos.
La Ley 31/1995 de Prevención de Riesgos Laborales
Esta es la ley base. El punto de partida de todo el marco legal en materia de prevención. La Ley 31/1995 establece que la empresa debe garantizar la seguridad y la salud de sus trabajadores “en todos los aspectos relacionados con el trabajo”. Así, obliga a identificar los riesgos presentes en cada actividad, evaluarlos, y tomar todas las medidas necesarias para eliminarlos, o reducirlos al mínimo.
Aplicado a los trabajos en altura, esto implica algo muy claro: si existe posibilidad de caída, hay que actuar. Y no vale con buenas intenciones. Hay que planificar, equipar, formar e informar. Además, se debe limitar el acceso únicamente a trabajadores autorizados que cuenten con formación específica y el correspondiente reconocimiento médico que los declare aptos para desarrollar tareas en altura.
Real Decreto 1215/1997: equipos de trabajo y medidas de seguridad
El Real Decreto 1215/1997 desarrolla, con más detalle, cómo deben utilizarse los equipos de trabajo en condiciones seguras. Tiene un papel destacado en el ámbito de los trabajos en altura porque regula el uso de escaleras, andamios, plataformas elevadoras y sistemas de acceso mediante cuerdas. Es decir, prácticamente todos los medios que se emplean para trabajar en altura.
Uno de los principios que establece es el de dar prioridad a las protecciones colectivas sobre las individuales. Siempre que sea posible, el trabajo debería realizarse desde superficies estables, con sistemas de protección como barandillas, redes de seguridad, o plataformas adecuadas. Cuando esto no sea viable, se podrá recurrir a Equipos de Protección Individual (EPIs), como arneses, o sistemas anticaídas. Pero ojo, el uso de EPIs no exime de cumplir el resto de requisitos preventivos. Es la última barrera, no la única.
Real Decreto 2177/2004: el que va al grano
El Real Decreto 2177/2004 actualiza y complementa al anterior. Es el que establece, de forma específica, cómo deben organizarse los trabajos temporales en altura. Aquí ya no se habla solo de equipos o protecciones, sino también de organización del trabajo, selección del método más seguro y condiciones de ejecución.
Uno de sus puntos más importantes es que solo se podrán realizar trabajos en altura si no se pueden evitar por otros medios más seguros. Es decir, si puedes hacer ese mantenimiento desde el suelo, se hace desde el suelo. Y si no, debes justificar por qué es necesario subirte a un tejado, andamio, o línea de vida.
También define condiciones concretas para el uso de cuerdas. Estas técnicas solo están permitidas cuando no sea posible utilizar plataformas, andamios, u otros equipos más estables. En esos casos, deben cumplirse requisitos técnicos y organizativos muy exigentes, y se exige una formación específica, detallada y práctica.
Reglamento (UE) 2016/425: EPIs bajo lupa
El Reglamento Europeo (UE) 2016/425 regula los Equipos de Protección Individual (EPIs), y es especialmente relevante para trabajos en altura. Define qué características deben cumplir los dispositivos anticaídas, cómo deben certificarse y qué información tiene que recibir el usuario para usarlos correctamente.
Por ejemplo, un arnés anti-caídas no puede ser cualquier arnés. Tiene que estar homologado, probado según norma técnica, y contar con instrucciones específicas de uso, revisión, mantenimiento y almacenamiento. Además, todos los componentes del sistema (arnés, líneas de anclaje, absorbedores de energía, puntos de anclaje, etc.) deben ser compatibles entre sí. Esto no es un tema menor, ya que una mala combinación puede anular la efectividad del sistema y poner en riesgo al trabajador.
Normas técnicas UNE-EN: la parte más técnica que no conviene ignorar
Aunque no son leyes en sentido estricto, las normas UNE-EN son referencias técnicas obligadas para cualquier empresa que quiera hacer las cosas bien. Aportan criterios específicos sobre el diseño, uso y mantenimiento de equipos y sistemas relacionados con el trabajo en altura.
Algunas de las más importantes son:
- UNE-EN 363: Sistemas de protección individual contra caídas.
- UNE-EN 361: Arnés anticaídas.
- UNE-EN 795: Requisitos para puntos de anclaje.
- UNE-EN 131: Escaleras de mano.
- UNE-EN 280: Requisitos de seguridad para plataformas elevadoras.
- UNE 58923: Formación para el uso de plataformas elevadoras móviles (PEMP).
Cualquier formación seria en trabajos en altura debe basarse en estas normas. Si no se mencionan en el programa del curso, probablemente estés perdiendo el tiempo.
¿Y qué exige la ley, en resumen?
Las obligaciones legales son claras, tanto para empresas como para trabajadores. La empresa debe asegurarse de que todos los trabajadores que intervienen en tareas en altura estén formados teórica y prácticamente, cuenten con el reconocimiento médico correspondiente, dispongan de equipos adecuados y conozcan los procedimientos de trabajo y emergencia. Además, los trabajos deben estar planificados. Y si el trabajo entra dentro de los considerados de especial riesgo, como los verticales, será obligatorio contar con la presencia de un recurso preventivo.
Y todo esto tiene que estar documentado. Nada de “yo ya les expliqué”. La trazabilidad es básica, sobre todo si ocurre un accidente y hay que demostrar que se han tomado todas las medidas necesarias.
En resumen:
- Formación teórica y práctica obligatoria. Tiene que estar documentada, actualizada y ser específica para el tipo de trabajo.
- Evaluación de riesgos. Siempre. Y por escrito.
- Autorización médica. Solo pueden realizar trabajos en altura quienes tengan el apto médico específico.
- Equipos de trabajo y protección adecuados. En condiciones, homologados y revisados.
- Procedimientos de emergencia. El rescate debe estar previsto y ensayado.
Con todo esto claro, ahora que sabes qué exige la normativa, la siguiente pregunta es: ¿cómo se forma correctamente a un trabajador para cumplir con todo esto y trabajar con seguridad? Lo vemos a continuación.
Formación requerida para trabajos en altura
Si trabajas en altura, o eres responsable de una empresa donde se realizan este tipo de tareas, necesitas saber algo con total claridad: la formación en trabajos en altura es obligatoria y debe estar bien diseñada.
Formar a alguien para trabajar en altura no consiste solo en explicarle cómo ponerse un arnés. La formación debe capacitar a la persona para prevenir situaciones peligrosas, actuar correctamente si se presentan, y utilizar los equipos de manera segura y eficiente. Vamos a desglosarlo.
¿Qué se aprende en un curso de trabajos en altura?
Una formación seria y legalmente válida en trabajos en altura incluye contenidos teóricos y prácticos, impartidos por profesionales cualificados, y ajustados a la normativa actual. Estos son los bloques que debe cubrir:
1. Fundamentos de la prevención de riesgos en altura
Antes de tocar una cuerda o subirse a una plataforma, el alumno debe entender qué es el riesgo de caída, por qué es tan peligroso y cuáles son las consecuencias de ignorarlo. Se tratan los tipos de caídas más comunes, cómo evaluarlas y cómo evitar que ocurran. Esta parte teórica sienta las bases del resto de la formación.
2. Legislación y normativa aplicable
Aquí no se trata de memorizar artículos de ley, sino de entender qué exige la normativa (Ley 31/1995, RD 1215/1997, RD 2177/2004, Reglamento 2016/425, etc.) y cómo cumplirla en el día a día. Se explican los derechos y obligaciones tanto de la empresa como del trabajador, y se detallan las normas UNE-EN relevantes para la actividad.
3. Equipos de Protección Individual (EPIs)
El alumno aprende a identificar, seleccionar, revisar, colocar y utilizar correctamente los EPIs necesarios para trabajos en altura. Hablamos de arneses anticaídas, absorbedores de energía, sistemas de sujeción y posicionamiento, líneas de vida, conectores, cascos, calzado adecuado y mucho más. También se enseña a identificar incompatibilidades entre componentes y a realizar el mantenimiento básico de los equipos.
4. Técnicas de acceso, posicionamiento y trabajo en altura
Este es el bloque más práctico y técnico. Se aprende a trabajar de forma segura sobre escaleras, andamios, cubiertas inclinadas, plataformas elevadoras o sistemas de cuerdas. Se enseñan maniobras específicas como progresión vertical, ascenso y descenso controlado, cambio de líneas, y posicionamiento en zonas de difícil acceso. Todo esto se practica en un entorno controlado, simulando situaciones reales.
5. Procedimientos de emergencia, rescate y evacuación
Ningún curso está completo sin los protocolos de rescate. Aquí se enseña a actuar ante una caída, cómo inmovilizar al accidentado, qué medidas tomar mientras llegan los servicios de emergencia y cómo ejecutar una evacuación segura si es necesario. También se analiza el riesgo del síndrome del arnés y cómo prevenirlo.
6. Condiciones meteorológicas adversas y trabajos a la intemperie
La formación debe preparar al trabajador para identificar cuándo un trabajo en altura debe suspenderse por condiciones meteorológicas extremas: viento, lluvia, nieve, hielo, calor, o radiación solar. Se explican también medidas preventivas frente a estos factores ambientales, tanto a nivel organizativo como individual.
7. Casos prácticos y simulaciones reales
Los mejores cursos incluyen dinámicas reales de trabajo con montaje y uso de equipos, resolución de situaciones imprevistas y toma de decisiones en condiciones simuladas. Esto permite que el alumno adquiera confianza y automatice los procedimientos de seguridad.
¿Qué certificaciones se obtienen y por qué son importantes?
Al finalizar una formación reglada y bien estructurada en trabajos en altura, el alumno debe obtener una acreditación oficial que justifique que ha superado con éxito el curso, cumpliendo los requisitos teóricos y prácticos exigidos por la normativa. Esta certificación es mucho más que un papel: es un requisito indispensable para trabajar en altura de forma legal y segura.
El certificado de formación debe incluir al menos:
- El nombre del curso: “Trabajos en altura” o “Prevención de riesgos laborales en trabajos en altura”.
- La duración del curso (habitualmente de 8 horas, aunque puede variar según el nivel).
- El contenido impartido, incluyendo los módulos teóricos y prácticos.
- Los datos del centro de formación, que debe estar acreditado oficialmente.
- La firma de los responsables de la formación y, si aplica, el número de registro oficial.
En muchos sectores, especialmente construcción, industria, mantenimiento, logística y energía, las empresas no permiten la entrada a obra o instalaciones si el trabajador no presenta un certificado válido y actualizado. Además, ante una inspección de trabajo, o en caso de accidente, este es el documento que permite demostrar el cumplimiento legal.
También hay casos donde el curso de trabajos en altura se combina con otras certificaciones complementarias, como la de plataformas elevadoras (PEMP) según UNE 58923, espacios confinados, o primeros auxilios. Estas formaciones, aunque no siempre obligatorias, aumentan la empleabilidad y mejoran el perfil profesional del alumno.
En definitiva, formarse en trabajos en altura no es un trámite, ni un “tengo que hacerlo porque me lo piden”. Es la manera más directa de adquirir los conocimientos, las habilidades y la confianza necesarios para trabajar seguro. Y no menos importante, para cumplir con lo que exige la ley. ¿Cómo saber si un curso es el adecuado? Lo veremos ahora.
¿Por qué el curso de trabajos en altura de Alba Formación es la mejor opción?
Porque cuando hablamos de trabajos en altura, no vale cualquier curso, ni cualquier centro. En Alba Formación llevamos más de 25 años formando a profesionales en prevención de riesgos laborales y capacitaciones técnicas, y el curso de trabajos en altura está diseñado para cumplir, de forma rigurosa, con lo que exige la normativa y con lo que el entorno laboral real necesita.
Formación impartida por instructores cualificados
No trabajamos con formadores que solo conocen la teoría. Nuestros instructores tienen experiencia real sobre el terreno, en sectores como la construcción, mantenimiento industrial, o trabajos verticales. Esto significa que cada explicación, cada práctica y cada resolución de dudas está basada en situaciones reales.
Además, todo el personal docente está acreditado y actualizado en normativa, metodologías de rescate, técnicas de trabajo seguro y uso de EPIs. Y si algo cambia en la legislación, lo aplicamos al contenido del curso de inmediato.
Metodología práctica y directa: aquí se aprende haciendo
En Alba Formación no te vas a pasar cinco horas sentado viendo diapositivas. Nuestra formación combina teoría aplicada con ejercicios prácticos, para que salgas del curso sabiendo cómo actuar.
Durante la parte práctica, los alumnos aprenden a utilizar arneses, líneas de vida, sistemas anti-caídas, técnicas de rescate y acceso mediante cuerdas. Se reproducen situaciones reales en entornos controlados, lo que permite practicar maniobras con seguridad, corregir errores y adquirir confianza en el uso del equipo.
Y si algo no lo dominas al primer intento, no pasa nada: se repite, se explica y se practica hasta que sale bien. Porque al final, la seguridad debe ser una habilidad entrenada.
Certificado oficial y válido en todo el territorio nacional
Al finalizar el curso, se entrega un certificado acreditativo conforme a la normativa vigente. Este documento demuestra que el alumno ha recibido formación teórica y práctica en trabajos en altura, conforme a lo establecido por la Ley 31/1995, el RD 2177/2004 y el Reglamento 2016/425 de EPIs.
El certificado de Alba Formación es válido para trabajar en toda España y es reconocido por empresas de cualquier sector, como el de la construcción, mantenimiento, logística, industria, energías renovables y mucho más.
Además, si lo necesitas, puedes combinar esta formación con otros cursos complementarios, como plataformas elevadoras (PEMP), espacios confinados, o primeros auxilios, todo gestionado desde Alba, y con posibilidad de bonificación a través de FUNDAE.
Instalaciones en varias ciudades y modalidad in company
Otra ventaja importante es la flexibilidad. Puedes hacer el curso en nuestras instalaciones en Barcelona, Madrid, Valencia, o Sevilla, totalmente equipadas con estructuras para prácticas reales. O, si lo necesitas, podemos desplazar la formación a tu empresa, en cualquier punto de España, con nuestros formadores certificados y el material necesario.
Esto permite adaptar horarios, contenidos y prácticas a las necesidades reales del equipo y del sector donde trabajáis. Sin excusas, sin desplazamientos innecesarios y sin perder el foco en lo importante: una formación de calidad.
En definitiva
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